Soy lector habitual de la revista Redes, sí la de nuestro querido Eduard Punset, ya que proporciona unas visiones generales sobre diferentes temas científicos muy interesantes y es un buen comienzo por si algo te llama la atención, seguir profundizando a partir de ahí. Pero en la revista de este mes de Septiembre hay una cosa que ha hecho que se me ericen los pelos y salten todas las alarmas. Se trata del avance de la revista del mes de Octubre, en la que aparece la siguiente foto:
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Avance de la revista Redes para su número de Octubre. |
¡Se masca la tragedia! Todo parece indicar que la catástrofe va a llegar en la próxima revista, porque todo en esa foto o prácticamente todo está mal. Para empezar se da a entender que los pterosaurios, reptiles voladores, son dinosaurios y eso no es verdad. A su vez, se puede interpretar que los pterosaurios son los antecesores de las aves y eso tampoco es verdad. Lo único que sí está bien es el titular donde afirma que los dinosaurios se extinguieron pero un grupo de ellos (las aves) sí sobrevivió. Por tanto, la fotografía que han elegido nuestros amigos de Redes del pterosaurio no podría ser más desafortunada.
Y vamos a aclarar un poco las cosas. Los pterosaurios son un grupo de arcosaurios (como los cocodrilos, los dinosaurios y sus descendientes, las aves) que convivió con los dinosaurios en la época Mesozoica (desde el Triásico superior hasta el Cretácico superior) pero que tuvieron una historia evolutiva diferente a la de los dinosaurios aunque estaban estrechamente emparentados. Tanto pterosaurios, como dinosaurios provienen de un grupo más primitivo como son los tecodontos.
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Relaciones filogenéticas de los arcosaurios. |
Aclarado el origen filogenético de pterosaurios y dinosaurios y sus diferentes caminos evolutivos, existen en estos reptiles voladores una serie de convergencias con otros vertebrados voladores que son las responsables de que durante tanto tiempo haya reinado la convinción errónea de que pterosaurios, aves y murciélagos estaban empearentados (bueno, más de lo que lo realmente lo están). Por ejemplo, pterosaurios y aves poseen huesos con conductos neumáticos que los hace ligeros para potenciar el vuelo pero la característica primordial de las aves es la tenencia de plumas, elemento de las que carecen los extintos reptiles alados. En su lugar su cuerpo estaba cubierto de pelo, para evitar la excesiva pérdida de calor. Esta característica la comparten con los murciélagos pero su relación filogenética con estos mamíferos es todavía más lejana que con las aves.
La estructura de las alas es un factor determinante para comprender sus diferentes historias evolutivas y para entender la convergencia ya que se puede ver que estos tres grupos utilizaron estrategias diferentes para lograr un mismo objetivo: la conquista del aire. Vamos a verlo:
El número 1 corresponde a un pterosaurio y se puede observar que los huesos de la mano aparecen muy modificados, siendo los tres primeros cortos y terminados en garras curvas, el cuarto dedo se ha alargado desmesuradamente y las cuatro falanges sostienen una membrana alar delgada y coriácea. El número 2 corresponde a un murciélago donde se observa que salvo el pulgar, todos los demás dedos de la mano están muy alargados y son los que sustentan la membrana fina llamada patagio mediante la cual vuelan. Y en el caso de las aves, que correspondería al dibujo 3, las modificaciones que sufren las extremidades anteriores se alejan de lo que entendemos por un brazo, con su mano y sus dedos, aunque muchos huesos son reconocibles.
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Huesos y músculos del ala de las aves. |
Así hemos visto que para llegar a un lugar se puede ir por varios sitios, esa es la esencia de las convergencias biológicas y que parece ser que en el caso de nuestros amigos de Redes les han jugado una mala pasada, aunque era sólo el avance, esperemos que en el artículo, en la revista de Octubre, no tengamos que lamentar el error y recordarles que los pterosaurios no son dinosaurios.