¡Hola amig@s! No puedo ir a Faunia sin que me invada cierto sentimiento de nostalgia y es que a los bichejos (humanos y no humanos) se les coge cariño y se les echa de menos. Vamos a dejar esta vez a un lado la exclusividad de las aves en el blog y sin distinciones vamos a hablar de los animales que vimos en Faunia ayer. Cómo sé feacientemente que la entrada me va a desbordar, he decidido dividirla en partes porque relatar todos los pabellones y todos los animales en un sólo post iba a ser de locos.
Pusimos nuestros motores en marcha a eso de las 11 de la mañana cuando ya hacía una temperatura más que agradable y que a medio día subiría hasta agradecer la sombra y la entrada a los pabellones (aquí siempre ocurre algo curioso, cuando el sol aprieta, la gente siempre elige ir a Polos, el pabellón de los pingüinos, que está a la misma temperatura que por ejemplo el pabellón de Noche, pero es que el subconsciente muchas veces traiciona.) Llegamos a Faunia, sin perdernos, (hubiera estado bueno) y tras esperar una pequeña cola y hacernos la pertinente foto de bienvenida (si mi cámara es mejor que la tuya!! jeje), nos dimos de bruces con el Lago.
En los jardines que rodean al lago se pueden ver perritos de las praderas (Cynomys ludovicianus) que campan a sus anchas por los jardines del parque y también por los de Valdebernardo, como consecuencia de las fugas de Faunia según cuentan.
En el lago que por cierto, sigue con el agua bastante sucia, se pueden ver diferentes clases de aves acuáticas, como estos cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus)...
...o esta hembra de una anátida que aún no he identificado, pero que venía con sus pequeños a ver qué les daban de comer...
...o estos cauquénes comunes (Chloephaga picta), que son una especie de oca, que reposaban bajo los árboles a la vez que se resguardaban del calor que comenzaba a acuciar.
En medio del lago travesean en sus islas los monos capuchinos (Cebus capucinus), que desde cierta distancia parecen majos pero que luego no facilitan en nada la tarea de sus cuidadores, os lo digo yo, que lo he sufrido. Sobre todo en invierno, que en el refugio se está calentito. A ver quien es el listo que sale para que limpien el dormidero, eso deben pensar en los meses más frescos.
Para terminar con el lago podemos ver dos colonias de flamencos, una de flamenco común (Phoenicopterus ruber) y otra de flamenco enano (Phoenicopterus minor) que esta vez estaban las dos reunidas en la misma isla y es que normalmente se las mantiene separadas porque una de las colonias soporta el frío y la otra debe dormir bajo techo y hay que guardarlos en su caseta todos los días.
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