Dicho ornitólogo suizo llegó a comprender y amar profundamente estos agrestes parajes, donde ahora hay una placa con su nombre. Hace dos meses, coincidiendo con nuestro último censo colectivo de otoño (organizado por el Fondo para el Refugio, y coordinado por Juan Prieto), tuvimos en Montejo una Misa, celebrada por el sacerdote Pedro Rodríguez (Doctor en Teología, y Profesor de la Universidad Pontificia de Comillas), por Daniel Magnenat y todos los fallecidos vinculados al Refugio. Uno de ellos, Fortunato Mínguez González, encargado de la presa del embalse de Linares durante décadas, nos dejó en 2010, como saben muchas personas (de dentro y de fuera de la comarca) que lo conocían y apreciaban.
En 1974, fui testigo de la enorme ilusión que despertó esta idea de Rodríguez de la Fuente, y del entusiasmo con que Félix hablaba de ello. Recuerdo la primera reunión en que Francisco Ortiz de la Torre (entonces Secretario General de ADENA) nos explicó los detalles del proyecto, tan original que casi no tenía precedentes. Gracias a la enorme generosidad de muchas personas y entidades, el Refugio fue el primer espacio protegido, o casi, en Castilla y León; y uno de los primeros de España.
La permanencia del Refugio resultó más difícil aún que su creación. Televisión Española, en su maravilloso documental “El guardián de Montejo”, resalta la extraordinaria y prolongada labor de dos hombres del pueblo, profundos conocedores de su fauna, que han merecido emotivos homenajes: Hoticiano, ahora guarda de Honor, y su hijo Jesús Hernando, guarda actual de WWF, que además mantiene el comedero de buitres. Ambos han sido esenciales en la buena colaboración establecida entre naturalistas diversos y pastores y otros habitantes de la zona, seguramente como en muy pocos espacios naturales. También es importante el trabajo de los guardas del Refugio de la Confederación (Hilario Mañanes, luego José María Pérez, y ahora Juan Francisco Martín); sin olvidar a los conservadores o técnicos de WWF, guardas suplentes, refuerzos de vigilancia, informadores, voluntarios, etc.; las patrullas del SEPRONA; varios agentes de la Junta de Castilla y León; y más de mil personas que han entregado desinteresadamente, al estudio y la defensa del Refugio, una parte considerable de sus vidas, a menudo a costa de importantes sacrificios personales, no siempre reconocidos como se merecen, e incluso despreciados o combatidos por algunos de quienes más deberían agradecerlos.
Ya en 1976, en un artículo que me pidieron para la revista de ADENA, comentaba también los múltiples problemas que teníamos. En la historia del Refugio destacan, además de bastantes conflictos menores que consumieron esfuerzos y recursos (e ilusiones), cinco amenazas prolongadas y graves que parecían su final. Contra todo pronóstico, tenía razón Damián Arguch cuando me escribió, en una de las etapas más difíciles (1980): “Sé cómo debes sentirte, pero creo que aún no se ha perdido todo, el fin del Refugio no ocurrirá así como así mientras quede gente enamorada de él.”
El Dr. Javier Castroviejo, en el prólogo de un magnífico libro sobre Doñana (premiado y editado por FONDENA, en 1984), trataba magistralmente las agresiones al medio; y sus motivos, que muchas veces no son económicos. Algunos de los conflictos más largos y difíciles, sufridos en la historia del Refugio, han sido ocasionados por personas o entidades que cobraban o manejaban bastante dinero para conservar la naturaleza, que casi siempre se mostraron incapaces de rectificar sus propios errores, y que despreciaron un trabajo anterior enorme y altruista que no podían comprender.
En 1974, en Suiza, lo conseguido en el proyecto del Refugio de Montejo se consideró “lo más importante de todo lo presentado” por las delegaciones nacionales del WWF (Fondo Mundial para la Vida Salvaje); y tuvo “un gran eco internacional”, como publicó Ramón de Madariaga. Más de 36 años después, el Refugio ha aparecido ya en 3.600 publicaciones impresas de todo tipo (desde distintos libros hasta varias de las revistas sobre naturaleza, científicas o divulgativas, más importantes del mundo), 47 congresos científicos (17 de ellos internacionales), 273 charlas o conferencias, 218 programas de televisión y 575 de radio, 855 trabajos o informes (sin contar los de censos, que son muchos más), etc. Ha recibido 17 títulos naturalistas o figuras de protección, 24 premios (a trabajos realizados allí), etc.
Quise saber si el Refugio era eficaz. Durante estos 36 años, le he dedicado casi toda mi vida. He contado 4.439 pollos de buitre leonado (Gyps fulvus) que han salido adelante, en 752 nidos diferentes, con un máximo de 226 en 2001; 354 pollos de alimoche (o “buitre blanco”) (Neophron percnopterus) que han llegado a volar, en 75 nidos distintos (sin contar otros 20 nidos más donde fracasó la reproducción), con un máximo de 18 pollos volados (en 13 nidos con éxito) en 1993; 29 pollos volados de águila real (Aquila chrysaetos) (aunque nacieron al menos cuatro más), en diez nidos con éxito (de un total de 19 nidos distintos ocupados por el águila; sin contar al menos otros 24 pollos, en nueve nidos más -seis con éxito-de zonas cercanas); etc. Por cierto, la temporada de cría de 2010 fue buena para el halcón (Falco peregrinus) (la mejor de los doce últimos años, tanto en número de pollos como en número de nidos con pollos), aunque mala para el águila calzada (Hieraaetus pennatus); y nefasta (con los peores resultados de los 36 años) para el cuervo (Corus corax).
En 1984, José Velasco y José Luis Perea descubrieron, en el Refugio, los nidos con éxito de alimoche (Neophron percnopterus) más próximos de los que tenemos noticias en Europa; habría que ir hasta la Turquía asiática, o hasta las islas africanas de Cabo Verde, para encontrar algo parecido. La colonia de buitre leonado llegó a ser una de las mayores registradas en el mundo, y seguramente sigue siendo la más estudiada y seguida. Los nidos (fracasados) del buitre negro (Aegypius monachus), descubiertos por los guardas del Refugio entre 2000 y 2007, son los nidos recientes más al norte de España, para esta enorme rapaz (la mayor en peso del mundo, después de los cóndores americanos, de las especies vivas); aparte del proyecto de reintroducción en Cataluña, donde en 2010 se consiguió por fin el nacimiento del primer pollo.
Precisamente una impresionante fotografía de un gran buitre negro (Aegypius monachus) bajo una gran nevada, obtenida por Manuel López Lázaro en el cercano comedero de buitres de Campo de San Pedro, a siete grados bajo cero, en el día del aniversario del Refugio (el 13 de enero de 2009), obtuvo en 2010 el Segundo Premio en el X Concurso de Fotografía Científica, organizado por la Facultad de Ciencias de la UNED; mereció una felicitación unánime en la última Asamblea General del Fondo para el Refugio, y ha sido seleccionada para la portada del nuevo libro colectivo que seguimos preparando (continuación de “La Leyenda de las Cárcavas”, coordinado por José Luis Nava). Una foto similar, ganadora de otros dos premios, figura en la portada de la última Hoja Informativa sobre el Refugio, la Nº 34, de 480 páginas, publicada en 2010.
Se recoge en ella un resumen de toda la información que conocemos sobre la alondra ricotí (Chersophilus duponti) en estos páramos; el descubrimiento, en zonas cercanas, gracias a la colaboración de los pastores, de nuevos sitios de interés para anfibios y reptiles; y el registro de dos vertebrados más, con lo que ya son 324 las especies citadas allí. Los invertebrados deparan más sorpresas; por ejemplo, el pasado diciembre, Javier Balset fotografió en el Refugio un diminuto molusco, de agua dulce, que no ha sido mencionado en ninguna Hoja Informativa. En el mismo mes, Juan José Molina fotografió una lechuza invernante, por primera vez (que sepamos) para la zona. Más novedades pueden verse en la última circular del Fondo, disponible en www.naturalicante.com, y en otros sitios de Internet.
En 2010, nuevas entidades suscribieron el comunicado conjunto “No se puede seguir así”, firmado ya por 29 asociaciones. Se refiere a la situación de los buitres y la ganadería extensiva, reflejada en las conclusiones de las III Jornadas y de los últimos congresos sobre buitres; y bien conocida por ganaderos y otras personas del campo.
A pesar de todas las dificultades, la increíble historia de este Refugio de vida salvaje, que ha movido tantas voluntades e inspirado tantos proyectos (dentro o fuera de España), es un motivo de esperanza.
Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo
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