martes, 30 de junio de 2009

Curso de identificación de rapaces (Parte 2)


¡Muy buenas! De vuelta para contar la segunda salida de campo del curso de identificación de aves rapaces como prometí. Bien, pues el domingo bien prontito saltamos de nuestros sacos de dormir para poner rumbo a Colmenar viejo donde la iglesia alberga una colonia de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) y otra de cernícalo primilla (Falco naumanni) bastante abundantes las dos, aunque la que nos ocupaba era la de las pequeñas rapaces. Entre una veintena de cernícalos anidan entre las tejas de la iglesia y en cajas especialmente diseñadas para ellos. Comentar respecto de las cajas que el agujero de entrada había sido estrictamente regulado para evitar la parasitación de los nidos por otras especies tales como estorninos (Sturnus vulgaris), palomas (Columba livia)... Tanto se quiso ajustar el diámetro del orificio que en un primer momento murieron muchos pollos sin poder salir de la caja nido porque los pequeños tienen un volumen superior a sus progenitores. Esto como anécdota curiosa. Os recomiendo echar un vistazo a cómo los adultos van y vienen sin cesar con presas en el pico para alimentar a los polluelos ante la mirada impasible de los juveniles de cigüeña.

Tras esta primera parada, vuelta al coche dirección el monte del Pardo, donde recorrimos un camino que bordea su perímetro. De camino hasta ese punto hicimos una parada ya que un mochuelo común (Athene noctua) nos daba la bienvenida a una jornada de calor sofocante. Gran aparición la de la rapaz nocturna que nos llenó de alegría. A la postre sería uno de los pájaros que mayores halagos se llevó. Ya al dejar los coches un alcaudón real (Lanius meridionalis) y un grupo de tarabillas comunes (Saxicola torquatus) nos indicaban por donde seguía el camino. Nada más llegar pudimos ser testigos de los hostigamientos que un ratonero (Buteo buteo) le infringía a un águila culebrera (Circaetus gallicus) que fué otra de las grandes protagonistas del día.

No tardaron en aparecer las aves a las que íbamos a ver, que no eran otras que una pareja de águilas imperiales ibérica (Aquila adalberti), uno de los pájaros más amenazados del planeta, en parte debido por el declive poblacional de su presa mayoritaria que es el conejo y en parte por la acción humana. Pudimos disfrutar durante más de dos horas de la presencia de la pareja subida a una torreta eléctrica desde donde tenían una visión magnífica.



Entre estas dos grandes observaciones, los buitres leonados (Gyps fulvus) cruzaban el cielo en su devenir diario y se iban perdiendo por el horizonte y un intrépido abejaruco (Merops apiaster) mostraba un pequeño insecto capturado para perderse entre los matorrales.

Como apunte comentaré que el sitio que visitamos es un lugar inmejorable para ver la berrea de los ciervos (Cervus elaphus) pero amig@s, para eso, vamos a tener que esperar a Septiembre u Octubre y aún nos queda mucho verano por delante para disfrutar. ¡Todo a su tiempo!

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