domingo, 7 de noviembre de 2010

Doñana: Episodio 3

Dale al play amig@ y...déjate llevar.



Niebla en la mañana. Una niebla que amenaza no elevarse por encima de la copa de los pinos que rodean el aula dónde nos cobijamos de los primeros atisbos de un invierno que no avisa, pero se acerca. Adormecidos, vamos acomodándonos en el coche que primero nos bajará a desayunar a Casa Miguel, como todas las mañanas y después nos llevará a recorrer esos 32 kilómetros de playa virgen que separan Matalascañas de la desembocadura del río Guadalquivir por donde medran correlimos tridáctilos, gaviotas sombrías, gaviotas de Audouin, águilas pescadoras, ostreros...


 La playa de Doñana.

Los primeros en darnos la bienenida fueron los correlimos tridáctilos, pequeños limícolas que suelen estar muy cerca de la orilla del mar recogiendo las partículas alimenticias que las olas van dejando esparcidas por la orilla. Son estos amigos de aquí abajo:


Correlimos tridáctilo.


Correlimos tridáctilo.

El motivo que nos llevaba a recorrernos la playa era la lectura de las anillas de las gaviotas de Audouin, que se juntaban por bandadas en la orilla. La gaviota de Audouin está amenazada y en Doñana se encuentra una población bastante estable de estos láridos. Pensaba que iba a ser más difícil leer las anillas pero fijaros que se lee a la perfección, incluso en la foto podéis ver las letras que la identifican.


 Juvenil de gaviota de Audouin.


Grupo de gaviotas de Audouin y una gaviota sombría al fondo.


 Juvenil de gaviota de Audouin.


 No me digáis que no se lee X58 perfectamente de abajo a arriba. Podéis pinchar en la imgen para verlo más grande incluso y comprobarlo.

Además de las gaviotas de Audouin, se podían ver con bastante asiduidad gaviotas sombrías, que son visiblemente más oscuras y un poco más grandes. Se diferencian muy bien unas de otras.


Gaviota sombría.

Y también se podía disfrutar de charranes articos y comunes.

 Charranes comunes con plumaje de invierno, el de la derecha es joven porque tiene tonalidades naranjas en el pico.

Charrán común con plumaje invernal bajo la atenta mirada de una gaviota de Audouin.

Más cerca de la desembocadura del río Guadalquivir y dónde ya se puede ver Sanlucar de Barrameda enfrente, es por dondese solían ver los ostreros. Como curiosidad os diré que muchos de ellos sólo tenían una sola pata, porque con cierta frecuencia los bivalvos se cierran sobre su pata de manera que la acaban perdiendo. Y ahora me pregunto...¿y si un segundo bivalvo se cierra sobre la única pata que les queda?

Ostrero común.

A estas alturas se puede ver un barco partido en dos en el mar, aunque oficialmente fue un accidente, dicen las malas lenguas que el capitán del barco lo hizo encallar para cobrar el seguro... Supongo que habrá leyendas de todo tipo. Lo que sí es cierto es que cada año, el mar va separando cada lado del barco más y más...


Parece de una película, ¿verdad?

Y vamos con las águilas pescadoras. Primera aparición de esta gran rapaz, pero no la última. Cómo sabéis, se alimenta de peces que ella misma pesca, tirándose al agua con las patas hacia delante. No la pudimos ver pescar, pero sí con la pesca. Fijáos en que a la hora de transportar al pez lo hace siempre con la cabeza del mismo hacia delante, para ganar aerodinámica.


 Águila pescadora con premio.


 Águila pescadora esta vez sobrevolando.


Otra vez con captura, estaban en racha.

Os presento nuestro medio de locomoción. Sonaba la rueda delantera derecha como si llevaramos una foca en el radiador, pero era una gozada ir por la playa mientras la brisa marina entraba por la ventanilla y te daba en la cara.


 El Land Rover y al fondo Sanlúcar de Barrameda. Parece una portada de revista de coches de hace 30 años.

En la desembocadura del Guadalquivir nos encontramos con este amigo:


 Ciervo macho en la desembocadura del Guadalaquivir.

Y de vuelta, otra vez por la playa. Hay que decir que el día anterior hubo temporal y cuando eso ocurre, las aves marinas se suelen acercar más a la playa para su mayor seguridad. Pues bien, encontramos un alcatraz jovencito que estaba agotado y en la orilla, el cual cogimos y nos lo llevamos al aula, para recuperarlo y volverlo a soltar.


 Aquí vemos como el coronel Tapiocca apresa a su víctima, en este caso un joven alcatraz. (¡jajaja!)


La mirada del alcatraz.
Y hasta aquí la mañana en la playa...


Gaviotas de Audouin bajo el sol temprano de una mañana de Octubre.

¿Pensábais que esto acababa? Por la tarde fuimos a anillar pájarillos, dónde pudimos coger un torcecuellos, para el que no lo conozca, es una especie de la familia de los pájaros carpinteros:


Torcecuellos. Algún día os pondré un vídeo para que veáis de dónde le viene el nombre, muy adecuado por cierto.

Y por la noche...¡cogimos un chotacabras gris!


Chotacabras gris. Toma rareza para acabar el día.

Bueno y ahora sí terminamos este fructífero día. Al cabo de unos días tras éste, volvímos a la playa, volvímos a ver águilas pescadoras, pero...eso es otro episodio...

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