jueves, 30 de diciembre de 2010

El alimoche colonizó las Islas Canarias gracias al hombre

 A no ser que mañana tenga tiempo para escribir una nueva entrada, finalizo el año 2010 con esta y para ello he elegido un protagonista muy singular: el alimoche. Es uno de los buitres más raros y más curiosos que tenemos en España.

La noticia, además, viene cargada de un componente de esperanza, ya que parece que la mano del hombre siempre es un velo oscuro que cae sobre la naturaleza y aunque sí es cierto que está siendo una grave amenaza para muchos ecosistemas, en otras ocasiones ofrece unas condiciones y unas oportunidades que algunas especies aprovechan gustosamente.

Me gustaría que en el año que entra podamos leer más noticias de este tipo donde el hombre ayuda y protege el entorno que le rodea, en vez de esas otras donde la nota predominante es negativa. Me gustaría poder asegurar que nos espera un futuro mejor. Éste puede ser un gran propósito... ¡Feliz 2011!

El alimoche colonizó las Islas Canarias gracias al hombre

El alimoche o buitre egipcio ('Neophron percnopterus') se asentó en las Islas Canarias hace unos 2500 años a raíz de la llegada de los primeros colonizadores, según un estudio del CSIC. Antes, el alimento de este ave carroñera se basada en los restos de roedores y algunas aves, pero con las primeras poblaciones de beréberes llegaron los grandes mamíferos terrestres, y así su expansión y fortalecimiento.


Rosa Agudo, investigadora de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y sus colegas, han realizado un estudio comparativo en el que se demuestra que la comunidad de alimoches canarios presenta importantes ventajas físicas en comparación con los grupos de esta especie presentes en otros puntos de la Península Ibérica.
La investigación, que ha sido publica en el último número de la revista BMC Evolutionary Biology, revela que los carroñeros canarios son un 16% ciento más pesados y un 3% más grandes que sus semejantes peninsulares. La comparación se ha efectuado entre 242 alimoches de Fuerteventura y otros 143 ejemplares nativos de otros puntos de la Península Ibérica. Según los investigadores, se trata de un estudio pionero, ya que demuestra que los asentamientos humanos también pueden aportar beneficios para el fortalecimiento, diversificación y expansión de determinadas especies de la fauna silvestre.


 Fotografía de Jesús Acín.

"Los resultados sugieren que la actividad humana puede provocar la evolución divergente de una especie en una escala de tiempo relativamente breve", explica Rosa Agudo, una de las responsables de la investigación. Los resultados indican que la llegada al archipiélago de las primeras poblaciones de beréberes, procedentes del norte de África, lo convirtió en un espacio con abundantes fuentes de alimento gracias a sus rebaños de cabras. Este suceso no sólo facilitó la colonización del alimoche, catalogado como especie en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, sino que además propició su expansión.
Antes de la llegada de los colonos, las Islas Canarias sólo ofrecían a los carroñeros los restos de roedores, aves y algunas especies marinas. La ausencia de grandes mamíferos terrestres y animales domésticos explica que esta especie no se interesara por el territorio canario antes de la llegada de los colonos.


Vía: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/12/28/ciencia/1293531834.html

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