lunes, 10 de enero de 2011

¿Explicación para la misteriosa lluvia de pájaros?

Parece que va remitiendo el eco de las noticias de lluvias de pájaros repartidas por todo el mundo que han tenido lugar en los últimos días. Aunque todavía es grande el revuelo que hay por los portales de noticias de Internet. Creo que es un fenómeno que según ha venido (repentinamente), nos dejará. Suele ocurrir con las noticias que incluyen animales. ¿Alguien se acuerda de la gripe aviar, la gripe porcina, la enfermedad de las vacas locas? Para nada tienen la repercusión que llegaron a alcanzar y para la mayoría de personas sólo son pesadillas ya olvidadas.

Por eso, leo este artículo que sigue con gran atención y muy proclive a pensar que buenamente pudiera haber acertado en la explicación. Fué bien conocido el caso de los flamencos de Pétrola al que hace alusión por parte de la comunidad pajarera española, pero fuera de este colectivo, fue una noticia que pasó más bien desapercibida. Por todo esto, este artículo bien pudiera recoger las respuestas a estos misterios que nos rodean estos días.


Vía: http://www.portaldelmedioambiente.com/noticias/boletin/jesus_tavira@hotmail.com/9084/resuelven_el_caso_de_las_miles_de_aves_muertas_en_un_pueblo_de_arkansas

Resuelven el 'caso' de las miles de aves muertas en un pueblo de Arkansas

Parecía una película de Alfred Hitchcock, pero no era 'Los pájaros', sino 'Psicosis'. Una paranoia colectiva alimentada por una noticia llamativa y la tendencia de los medios a resaltar cualquier hecho parecido. Es el misterio de las miles de aves muertas el día de Año Nuevo en la localidad estadounidense de Beebe (Arkansas) que, según han explicado ahora los biólogos que han estudiado lo ocurrido, no tenía nada de paranormal. Fue un hecho explicable desde la lógica y causado por el hombre.
Se ha creado un culebrón, una presunta plaga que ataca a las aves, cuando lo que hay son casos aislados y explicables. Eso es lo que piensan al menos los ornitólogos, que explican que este tipo de accidentes mortales de bandadas son "frecuentes" y ocurren en todos los lugares del mundo debido a fenómenos naturales, como los meteorológicos, o por culpa del hombre, que perturba a los animales y les lleva a situaciones de riesgo.

En el caso de Arkansas, los pájaros muertos, unos 3.000 turpiales y estorninos de pequeño tamaño, se estrellaron contra los edificios, los coches y el resto de infraestructuras del pueblo al ser espantados por los petardos de Año Nuevo. Este tipo de pájaros no vuelan en la oscuridad. Pasan las noches agrupados por miles en dormideros que consideran seguros y no salen de allí a menos que los obliguen. Y fueron los petardos los que hicieron que salieran de su refugio, situado en los árboles cercanos a Beebe. Además, en ese momento, una tormenta azotaba la localidad. La visibilidad era mala y el viento les forzó a aletear a baja altura. El resultado fue fatal: todo el bando de asustados pajarillos se estampó contra las casas.

Lo ha explicado la máxima autoridad ornitológica de EEUU, la Audubon Society, en una nota que recoge el resultado de la necropsia. De hecho, los vecinos de Beebe han aportado claves: «Oímos los petardos y un minuto después a los pájaros estrellándose contra las ventanas», afirma uno de ellos.

Fiebre en internet
La explicación llega cuando el asunto empezaba a generar una fiebre de avistamientos de pájaros muertos. Tras el incidente de Arkansas se ha informado de bandadas muertas en Luisiana y hasta en Suecia. En algunos foros se ofrecen teorías apocalípticas. Pero los expertos las rechazan.

Para ellos, son casos aislados y con motivos explicables. Lo que sucede es que el tirón del suceso de Arkansas, que fue una de las noticias más leídas en las webs el día de Año Nuevo, ha hecho que se informe de cualquier otra muerte de pájaros de la que normalmente no se habría hablado.

"No hay una plaga bíblica, una fuga radiactiva ni las teorías de película que algunos manejan", explica Juan Carlos Atienza, coordinador de Conservación de SEO/BirdLife, entidad científica y conservacionista de referencia en aves en España. «Sucesos así son relativamente normales», aclara. Para él, el suceso de Arkansas ha quedado claro ya y sobre el reciente de Luisiana, teniendo en cuenta el mal tiempo reinante en la zona es posible que cuando concluya la investigación aún no terminada quede claro que fue un asunto normal y sin relación con lo ocurrido dos días antes a 500 kilómetros de distancia.

Atienza explica que los bandos pueden verse afectados por fenómenos naturales como una tormenta, una helada o una granizada. Una de éstas mató a cientos de flamencos en una laguna manchega este verano, dice Atienza.

Pero además, son habituales las muertes por el choque con infraestructuras como cables o edificios acristalados que confunden a los pájaros con reflejos y luces. Los viajeros nocturnos tienen la luz de las estrellas y la Luna como referencia y es muy normal que choquen con los rascacielos acristalados si las luces de dentro están encendidas. De día, el reflejo del cielo les hace creer que no existe cristal. «En la Castellana madrileña aparecen a veces 30 o 40 pájaros muertos al pie de un edificio. Lo normal es que los vecinos lo comenten entre ellos o como mucho llamen a SEO/BirdLife. Pero si pasara hoy, dada la expectación por lo de Arkansas, llamarían a un periódico y tendríamos otro caso más para la epidemia mundial», explica Atienza.

Choque entre escuadrillas de patos
Atienza desgrana un buen número de casos de mortandades de aves documentadas y conocidas. Así, por ejemplo, el año pasado murieron 2.500 zampullines, un tipo de pato pequeño, sobre un lago ruso. Fueron los cazadores los que causaron la muerte, pero no a tiros, sino con el ruido. Los patos se asustaron con los sonidos y empezaron a volar asustados en dos grandes grupos y sin poder ver hacia dónde iban debido a una espesa niebla. Las bandadas se lanzaron en una trayectoria convergente que las llevó a chocar, la una contra otra, en medio del aire. El resultado del monumental accidente aéreo fue esos 2.500 zampullines estrellados contra el agua.

Estas cosas ocurren, comenta Atienza, pero no suelen ser noticia. Para el ornitólogo, lo que está pasando estos días, tal y como se ha reflejado en muchos medios y webs, parece una película de Hitchcock, pero no se trata de la inquietante 'Los pájaros', sino más bien de 'Psicosis'. Parece una fiebre colectiva creada por un suceso llamativo y por la fijación de los media en la búsqueda de casos parecidos. Éstos, por pequeños que sean, han sido narrados y difundidos, consiguiendo una notoriedad que no hubieran obtenido antes.

Atienza recuerda que si hay una moraleja que pueda sacarse del 'caso Beebe' y del desastre causado por los petardos es que se debe evitar molestar a la fauna silvestre siempre que se pueda. Y también que debemos intentar construir infraestructuras menos lesivas para la fauna: "Sólo en España mueren cada año dos millones de aves por choques con tendidos eléctricos. De eso se habla mucho menos y se podría evitar con mejores diseños".

El culebrón periodístico
Como se ve, si hay algo que explique el alcance que ha tenido lo ocurrido en Beebe tiene que ver más con el periodismo que con la ornitología. Los días 1 de enero no suele haber grandes noticias políticas o económicas, así que este extraño fenómeno recibió más atención de lo que suele ser habitual. Además, es frecuente que cuando un suceso se convierte en noticia, los medios de información tiendan a fijarse más en los días siguientes en hechos parecidos. Es un efecto de distorsión en la narración de la realidad que ocurre a menudo. Por poner un ejemplo: los accidentes aéreos. Tras un gran desastre de aviación, cualquier pequeño accidente aeronáutico se magnifica y se publica. Antes es muy posible que no hubiera sido noticia.

Los periodistas deberíamos reflexionar sobre algunas de las responsabilidades de nuestro oficio. Una de ellas es seleccionar, entre las miles de historias que llegan a una redacción, cuáles son relevantes.

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