viernes, 25 de septiembre de 2009

¿De qué color eran los dinosaurios y las antiguas aves?

Las aves, admiradas por su amplia variedad de vivos plumajes, han desarrollado varios mecanismos físicos y químicos para producir estos bellos colores a lo largo de millones de años. Un equipo de paleontólogos y ornitólogos ha descubierto ahora la evidencia de colores vívidos iridiscentes en plumas fósiles de más de 40 millones de años de antigüedad.

El hallazgo constituye la primera evidencia de una nanoestructura que produce colores preservada en una pluma fosilizada.

La iridiscencia es la cualidad de cambiar de color dependiendo del ángulo de observación.

Los colores más simples de las plumas iridiscentes se producen por la dispersión de la luz en la superficie de la pluma y por una superficie uniforme de gránulos de melanina dentro de la proteína de la propia pluma.

Examinando plumas fósiles procedentes de un yacimiento paleontológico en Alemania mediante un microscopio electrónico, el equipo de científicos ha documentado esta capa uniforme de estructuras de melanina, llamadas melanosomas.

El descubrimiento de una nanoestructura que produce colores en una pluma fósil hace posible que algún día los científicos sean capaces de determinar los colores en las aves fósiles, así como en los dinosaurios con plumas.

Los paleontólogos han estado encontrando estructuras tubulares microscópicas en pelos y plumas fósiles durante más de 25 años. Se pensaba que eran el resultado de bacterias que habían digerido las plumas durante su fosilización.

El equipo había descubierto anteriormente que estas estructuras eran en realidad melanosomas; esta información les permitió documentar los patrones de color originales.

Los investigadores ahora están tratando de descubrir qué otros rasgos de coloración pueden ser encontrados en las plumas fósiles.

El haber logrado hallar estructuras tan detalladas en plumas fósiles abre además la posibilidad de detectar rasgos que hasta ahora eran indetectables, en fósiles de tejidos blandos, como piel e incluso órganos internos.

Richard Prum, Derek Briggs y Jakob Vinther, todos de la Universidad Yale, intervinieron en el estudio.



Vía: http://www.amazings.com/ciencia/noticias/250909d.html


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