jueves, 24 de septiembre de 2009

Pájaros carpinteros: testigos de la evolución

Los pájaros carpinteros son aves conocidas por su tenaz manera de golpear los árboles para atrapar larvas de los troncos o habitar la dura madera. Pertenecen a la familia Picidae.

Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudia sus hábitos para alimentarse. Al indagar en la estructura de sus lenguas y cráneos encontraron que todas las especies se diferenciaban entre sí, a pesar de tener aparentemente la misma estrategia alimentaria, los mismos patrones. Desde el punto de vista de la evolución, se trata de un indicio de que estas aves estarían atravesando un proceso de diferenciación o bien estar arribando a un patrón ecomorfológico común.

“La lengua del carpintero se prolonga, a diferencia del resto de las aves, en el hueso denominado hioideo. En el caso de los seres humanos, nuestra lengua está sobre un hueso que se llama hioides, pero los carpinteros tienen esa estructura que se prolonga con un cartílago y se posa en el hueso frontal, da toda la vuelta al cráneo y se fija en la base del pico. Generalmente eso se interpreta como una estructura que, junto con la piel y las plumas, amortigua el golpe cuando el carpintero perfora la madera”, explicó el doctor en Biología Adolfo Beltzer, director del equipo del Instituto Nacional de Limnología (Inali) que estudia a las aves.

Pájaro carpintero.

Según añadió, comenzaron estudiando el pájaro carpintero bataraz, pero al observar otras especies como el carpintero terrestre, el real, el del cardón o el carpinterito notaron que existían diferencias notables en la forma de inserción de la lengua en el hueso frontal.

Por otra parte, descubrieron que las espículas, símiles de espinas que los carpinteros poseen en la lengua para poder arrastrar los insectos hacia el interior de sus bocas, diferían también en tamaño, cantidad y forma.

El hallazgo le sirvió al grupo para proponer un nuevo tipo de clasificación, una nueva nomenclatura inédita tanto para la disposición e inserción craneal, como para el diseño de la lengua. “Nos mantenemos en un campo de hipótesis. No sabemos el porqué de la inserción distinta, ya que en realidad en lo que hace a la estructura y función de la lengua todos podrían tener la misma inserción. Sin embargo, observamos que la lengua de algunas especies de carpinteros van hacia la derecha, otras a la izquierda, o al medio, mientras que algunas se bifurcan y van a ambos costados de la cabeza. Alguna explicación debe haber, pero estamos en pleno proceso de desarrollo”, sostuvo Beltzer.

Para que el estudio tenga una validez científica de mayor peso, los biólogos intentan conocer profundamente la dieta de los carpinteros, porque inevitablemente debe haber una correlación entre la estructura de la lengua, el aparato óseo y el tipo de alimento que consumen: “Las formas de las lenguas de alguna manera se justifican por el tipo de comida que capturan”, conjeturó.

Según aventuró Beltzer, todo indicaría que, evolutivamente, los nichos se estarían separando. De ese modo, las especies pueden convivir sin que biológicamente se excluyan, ya que si todas comen exactamente lo mismo existe el riesgo de la competencia: “Es lo que en Ecología Evolutiva se conoce como Probabilidad de Encuentro. Si dos especies se encuentran, una probablemente sera más hábil y la otra deberá irse o extinguirse, lo que en evolución se denomina “desplazamiento de caracteres’, porque una va a tener todo el recurso y la otra no”, dijo el especialista.

Pito real (Picus viridis)

“Cuando en la naturaleza ocurren cosas como ésta, nos preguntamos si las especies están yendo todas hacia un modelo único o serie adaptativa que conduce al diseño óptimo, o si están diversificándose como para marcar aún más las diferencias de nicho. Podemos buscar la forma de encontrar la explicación para las dos conjeturas, pero nunca podemos probar una hipótesis, sino que éstas se sostienen con evidencias científicas experimentales hasta que algo nuevo demuestre lo contrario, pero nunca se prueban, porque se convierten en una teoría”, sostuvo.

Las dos grandes preguntas que surgen de las diferentes inserciones son ¿estamos ante un proceso evolutivo que avanza en diferenciarse?, ¿van todas las especies a llegar a una inserción igual que nos permita decir que después de todo la forma de sujeción del cartílago en el hueso frontal en el límite con el pico le da la misma firmeza?, ¿o tiene en su patrón de hacer el hueco, de golpear, alguna diferencia que desconocemos, y que le ayuda a que su cerebro no se dañe con los golpes? “Ojalá podamos hacer una proposición. Mientras, continuamos avanzando con el conocimiento de la dieta y buscando alguna explicación”, agregó.

“Todo es una expresión de la evolución en marcha, de un proceso que siempre está avanzando. Cómo está trabajando en el caso del pájaro carpintero es lo que queremos ver. La evolución avanza en función de la presión que hace el proceso de selección natural. El ambiente presiona, el factor geográfico condiciona y es lo que hace que vayamos cambiando, incluso el hombre. Todos estamos en un proceso en marcha que lleva miles de años. No sé si podremos ver esas modificaciones nosotros o si se resolverán en un plazo corto. En el caso de distintas especies nos referimos a la micro evolución, pero cuando hablamos de aparición de grandes grupos estamos en presencia de la macroevolución, que lleva millones de años. El proceso microevolutivo, que es la especiación, es un proceso un poco más rápido, pero igual no es de hoy para mañana”, reflexionó Beltzer.


Vía: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2009/09/23/medioambiente/MED-03.html

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